El Sol de Oro del Banco Central del Ecuador, es una lámina áurea repujada, con distintivos cefaloantropomorfos, de 60x40 centímetros de tamaño, que concibe al Astro Rey, orlado de 44 rayos en todo su esplendor, con representación de un rostro radiado sereno: ojos en forma de almendras, nariz aquilina, boca semioval ligeramente abierta, como para exhibir sus dientes, orejas semicirculares pequeñas, con un agujero en cada una de sus aurículas; pómulos salientes; la cabellera corresponde a tres mechones, de los se desprenden 46 hebras de rayos zigzagueantes, que terminan en cabezas de serpientes y a su vez sostienen representaciones de cabezas humanas. La máscara de oro es de 21 kilates, pesa 284.4 gramos.
Antecedentes:
En el año de 1940, el comerciante y coleccionista suizo Max Konanz compró una pieza de oro precolombino: una máscara o decoración frontal de un tocado en forma de cara con rayos. En 1960, el Museo del Banco Central compró la colección de Konanz, incluyendo el sol de oro. Estos dos datos, y el que el objeto representa la cara del sol, son casi los únicos en los cuales todo el mundo está de acuerdo. Ya en su condición de logotipo del Banco Central del Ecuador al sol se le atribuye como lugar de procedencia La Tolita. A partir de estos sucesos se presenta una calurosa polémica en torno al origen de uno de los iconos más famosos del arte precolombino del Ecuador cuya filiación cultural nuca será clara.
El problema es que durante años el investigador sigseño, Guillermo Segarra Iñiguez disputó la filiación Tolita asignada y reclamó a la cultura Cañari el mérito de la pieza. Posteriormente Ernesto Salazar, arqueólogo cuencano~' (1995:161-62) hace eco del reclamo al tratar de los mitos y fábulas de la prehistoria ecuatoriana. A partir del inicio de la década de 1990, la arqueóloga Karen Olsen Bruhns hace lo mismo, con mayor argumentación documental. Esta investigadora presta oídos a la información que le transmiten los familiares del supuesto vendedor original de la pieza en cuestión. Olsen Bruhns adopta la bandera de lucha cañari y reivindica el origen azuayo, con datos de tradición oral referentes al hallazgo y análisis estilísticos que vinculan al Dios Sol a la iconografía de los Andes Centrales -de Chavín a Wari- (Olsen Brunhs 1998). En una entrevista realizada por el doctor José Faicán el día viernes 11 de julio del 2003 dice: “El Nacarón (Chunucari) llamado sol de oro, tiene su origen en el cantón Sígsig, seguramente porque hay evidencias. Lastimosamente toda evidencia viene de la huaquearía de los tiempos prehispánicos y prehistóricos. La gente de esta región tenían algunos cacicazgos muy ricos en oro y ellos tenían intercambios no solo con los vecinos sino con el imperio HUARI (550-850 d. c.) imperio ancestral al imperio inca. Es muy posible que los HUARI tenían intercambio con lo que es hoy la sierra sur del Ecuador por su oro, el cianuro de Azogues y la piedra verde de Cañaribamba, el cristal de roca y el acceso fácil a los productos de Bosque tropical… En las piezas de oro incluida la mascara famosa que se ha encontrado en estas tumbas por los huaqueros se puede ver entre las joyas una influencia estilística HUARI sobre todo en el mascarón famoso de Chunucari. Esta cara rayada es un icono muy viejo en los Andes sobre todo en el norte del Perú donde podemos identificar el antepasado de este icono en el arte de CHAVIN” (Alcacay, 20) En respuesta a las tesis de Olsen Bruhns sale el Arquitecto Hernán Crespo Toral y la historiadora del arte, Constanza Di Capua, para analizar los distintos elementos figurativos del Dios Sol y llegar a conclusiones que sustentan la filiación Tolita.
El Banco Central del Ecuador, actual propietario de las piezas gemelas, decide emprender estudios para tratar de dilucidar el origen real de estos objetos. La solución a un problema iconográfico complejo puede ser simple e irrefutable gracias a la aplicación de métodos de análisis físico-químicos que informen sobre el origen de la materia prima, mediante la identificación y la cuantificación de los elementos primarios y secundarios que la componen. Estos estudios realizados por el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, mediante el método ciclotrón estableció los componentes minerales del Sol de Oro del Museo del Banco Central de Quito y de otro similar que reposa en el Museo del Banco Central, Sucursal en Guayaquil \"…pertenecen a las formaciones geológicas de la costa norte del Ecuador\" (Diario El Universo, 18 dic. 2002, p. 14 A). Permitiría robustecer la hipótesis, en el sentido de que las preciadas reliquias provienen de la Tolita. Por lo tanto estos resultados del análisis sugieren que ambas piezas salieron de un mismo taller, donde se utilizó la misma materia prima local para la confección de varios objetos a la vez.
Si estas pruebas dieron como resultado positivo estos resultados solo se basan en la materia prima, pero lo que al banco central y a nosotros nos interesa es saber donde se fabricó y se halló esta obra de arte.
Se pueden presentar algunos sólidos argumentos de que la procedencia del sol de oro es la que aparece en la fotografía tomada en 1940 por el doctor Miguel Ernesto Domínguez en el museo privado de Max Konanz, en su hacienda de San Galo, en la provincia de Cañar. Debajo del sol, de puño y letra de Max Konanz, hay una anotación: "Chunucari, entre Chordeleg y Sígsig" Para el efecto leamos lo que dice el Dr. Miguel Ernesto Domínguez “Por el año de 1939 visitaba Cuenca el arqueólogo mexicano Sr. Luis Armando Pasquel, que acompañado del dominicano Padre Jerves, Doctor Antonio Borrero Vega, Víctor Manuel Albornoz y el autor de estas líneas “Dr. Miguel Ernesto Domínguez” visitamos el museo arqueológico de Sr. Max Konanz, en Nazón de Bibliân para admirar el trabajo que había realizado el Suizo casi durante un año en desenvolver la bola de oro que decía haber comprado en Cuenca en el precio de un mil quinientos sucres al campesino Antonio Urdiales que declaró haber sacado de una huaca de Chunocare y que era un mascarón de oro con cuarenta y cuatro rayos e hizo una bola para traer a venderlo en Cuenca. Los visitantes admiraron la paciencia del trabajo de restauración del mascaron de oro y recomendaron al propietario Sr. Konanz que pusiera una leyenda para identificar la muestra arqueológica. Al efecto, posteriores vistas admiraron el mascarón de oro con la inscripción que decía 1940 de Chunocare entre Sígsig y Chordeleg tal como se mira en fotografía original en el museo que pasó a propiedad del Banco Central del Ecuador…” (E. Domínguez. 2002)
El Historiador Lic. Guillermo Segarra Iñiguez, oriundo del Sígsig, manifiesta haber localizado en Chunucari el sitio exacto, donde se presume que fue \"huaqueado\" el Sol de Oro, cerca de la unión de los ríos Pamar y Santa Bárbara, perteneciente a la Parroquia San Bartolomé, Cantón Sígsig; entre las casas de las familias Astudillo y Montesdeoca, en donde se habían sacado piezas de oro: \"… que el maestro Ramos las fundió para facilitar el reparto entre los partícipes del hallazgo, y que sólo uno de los guaqueros, con la aquicencia de los demás, se quedó con un artefacto nada valioso del que hizo un ovillo para guardarlo como un talismán; pero un día asomó por allí un gringo que la pagó buen precio por la pieza\" (Alcacay 06).
Conclusión
¿Por qué se atribuyó a Chunucari y no a La Tolita el lugar de procedencia? ¿Y si el sol pertenece a Chunucari, por qué se le asigna hoy una procedencia equivocada? Aquí tenemos que seguir cuidadosamente la historia de este sol y, también, la del sol casi igual que actualmente forma parte de la colección del Museo del Banco Central en Guayaquil, pero que originalmente perteneció a la colección de Emilio Estrada. El hallazgo de los dos soles de oro proviene de las actividades de los huaqueros, aunque el sol de Konanz tiene una historia mejor conocida que el otro. Debido a su origen en excavaciones clandestinas es posible sostener, como hizo la doctora Costanza di Capua (1997), que los huaqueros mienten sobre la procedencia en razón de la ilegalidad de su negocio. Los huaqueros mienten, primeramente, porque sus colegas o el propietario del lugar reclamarán cualquier área rica en artículos comerciables. Por lo mismo, muchas veces darán una procedencia totalmente falsa de los objetos que venden al intermediario del pueblo. El intermediario puede aceptar tal procedencia o inventar por su cuenta una nueva, y así, cuando un objeto llega a un museo puede haber cambiado varias veces la atribución de su origen cultural. En este proceso de la falsificación de la prehistoria americana participó el sol de Konanz. Se puede demostrar, tanto por su iconografía como por su historia, que es muy probable que lugar de origen del sol, si no era Chunucari mismo, era muy cercano a esa localidad.
En el año de 1940, el comerciante y coleccionista suizo Max Konanz compró una pieza de oro precolombino: una máscara o decoración frontal de un tocado en forma de cara con rayos. En 1960, el Museo del Banco Central compró la colección de Konanz, incluyendo el sol de oro. Estos dos datos, y el que el objeto representa la cara del sol, son casi los únicos en los cuales todo el mundo está de acuerdo. Ya en su condición de logotipo del Banco Central del Ecuador al sol se le atribuye como lugar de procedencia La Tolita. A partir de estos sucesos se presenta una calurosa polémica en torno al origen de uno de los iconos más famosos del arte precolombino del Ecuador cuya filiación cultural nuca será clara.
El problema es que durante años el investigador sigseño, Guillermo Segarra Iñiguez disputó la filiación Tolita asignada y reclamó a la cultura Cañari el mérito de la pieza. Posteriormente Ernesto Salazar, arqueólogo cuencano~' (1995:161-62) hace eco del reclamo al tratar de los mitos y fábulas de la prehistoria ecuatoriana. A partir del inicio de la década de 1990, la arqueóloga Karen Olsen Bruhns hace lo mismo, con mayor argumentación documental. Esta investigadora presta oídos a la información que le transmiten los familiares del supuesto vendedor original de la pieza en cuestión. Olsen Bruhns adopta la bandera de lucha cañari y reivindica el origen azuayo, con datos de tradición oral referentes al hallazgo y análisis estilísticos que vinculan al Dios Sol a la iconografía de los Andes Centrales -de Chavín a Wari- (Olsen Brunhs 1998). En una entrevista realizada por el doctor José Faicán el día viernes 11 de julio del 2003 dice: “El Nacarón (Chunucari) llamado sol de oro, tiene su origen en el cantón Sígsig, seguramente porque hay evidencias. Lastimosamente toda evidencia viene de la huaquearía de los tiempos prehispánicos y prehistóricos. La gente de esta región tenían algunos cacicazgos muy ricos en oro y ellos tenían intercambios no solo con los vecinos sino con el imperio HUARI (550-850 d. c.) imperio ancestral al imperio inca. Es muy posible que los HUARI tenían intercambio con lo que es hoy la sierra sur del Ecuador por su oro, el cianuro de Azogues y la piedra verde de Cañaribamba, el cristal de roca y el acceso fácil a los productos de Bosque tropical… En las piezas de oro incluida la mascara famosa que se ha encontrado en estas tumbas por los huaqueros se puede ver entre las joyas una influencia estilística HUARI sobre todo en el mascarón famoso de Chunucari. Esta cara rayada es un icono muy viejo en los Andes sobre todo en el norte del Perú donde podemos identificar el antepasado de este icono en el arte de CHAVIN” (Alcacay, 20) En respuesta a las tesis de Olsen Bruhns sale el Arquitecto Hernán Crespo Toral y la historiadora del arte, Constanza Di Capua, para analizar los distintos elementos figurativos del Dios Sol y llegar a conclusiones que sustentan la filiación Tolita.
El Banco Central del Ecuador, actual propietario de las piezas gemelas, decide emprender estudios para tratar de dilucidar el origen real de estos objetos. La solución a un problema iconográfico complejo puede ser simple e irrefutable gracias a la aplicación de métodos de análisis físico-químicos que informen sobre el origen de la materia prima, mediante la identificación y la cuantificación de los elementos primarios y secundarios que la componen. Estos estudios realizados por el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, mediante el método ciclotrón estableció los componentes minerales del Sol de Oro del Museo del Banco Central de Quito y de otro similar que reposa en el Museo del Banco Central, Sucursal en Guayaquil \"…pertenecen a las formaciones geológicas de la costa norte del Ecuador\" (Diario El Universo, 18 dic. 2002, p. 14 A). Permitiría robustecer la hipótesis, en el sentido de que las preciadas reliquias provienen de la Tolita. Por lo tanto estos resultados del análisis sugieren que ambas piezas salieron de un mismo taller, donde se utilizó la misma materia prima local para la confección de varios objetos a la vez.
Si estas pruebas dieron como resultado positivo estos resultados solo se basan en la materia prima, pero lo que al banco central y a nosotros nos interesa es saber donde se fabricó y se halló esta obra de arte.
Se pueden presentar algunos sólidos argumentos de que la procedencia del sol de oro es la que aparece en la fotografía tomada en 1940 por el doctor Miguel Ernesto Domínguez en el museo privado de Max Konanz, en su hacienda de San Galo, en la provincia de Cañar. Debajo del sol, de puño y letra de Max Konanz, hay una anotación: "Chunucari, entre Chordeleg y Sígsig" Para el efecto leamos lo que dice el Dr. Miguel Ernesto Domínguez “Por el año de 1939 visitaba Cuenca el arqueólogo mexicano Sr. Luis Armando Pasquel, que acompañado del dominicano Padre Jerves, Doctor Antonio Borrero Vega, Víctor Manuel Albornoz y el autor de estas líneas “Dr. Miguel Ernesto Domínguez” visitamos el museo arqueológico de Sr. Max Konanz, en Nazón de Bibliân para admirar el trabajo que había realizado el Suizo casi durante un año en desenvolver la bola de oro que decía haber comprado en Cuenca en el precio de un mil quinientos sucres al campesino Antonio Urdiales que declaró haber sacado de una huaca de Chunocare y que era un mascarón de oro con cuarenta y cuatro rayos e hizo una bola para traer a venderlo en Cuenca. Los visitantes admiraron la paciencia del trabajo de restauración del mascaron de oro y recomendaron al propietario Sr. Konanz que pusiera una leyenda para identificar la muestra arqueológica. Al efecto, posteriores vistas admiraron el mascarón de oro con la inscripción que decía 1940 de Chunocare entre Sígsig y Chordeleg tal como se mira en fotografía original en el museo que pasó a propiedad del Banco Central del Ecuador…” (E. Domínguez. 2002)
El Historiador Lic. Guillermo Segarra Iñiguez, oriundo del Sígsig, manifiesta haber localizado en Chunucari el sitio exacto, donde se presume que fue \"huaqueado\" el Sol de Oro, cerca de la unión de los ríos Pamar y Santa Bárbara, perteneciente a la Parroquia San Bartolomé, Cantón Sígsig; entre las casas de las familias Astudillo y Montesdeoca, en donde se habían sacado piezas de oro: \"… que el maestro Ramos las fundió para facilitar el reparto entre los partícipes del hallazgo, y que sólo uno de los guaqueros, con la aquicencia de los demás, se quedó con un artefacto nada valioso del que hizo un ovillo para guardarlo como un talismán; pero un día asomó por allí un gringo que la pagó buen precio por la pieza\" (Alcacay 06).
Conclusión
¿Por qué se atribuyó a Chunucari y no a La Tolita el lugar de procedencia? ¿Y si el sol pertenece a Chunucari, por qué se le asigna hoy una procedencia equivocada? Aquí tenemos que seguir cuidadosamente la historia de este sol y, también, la del sol casi igual que actualmente forma parte de la colección del Museo del Banco Central en Guayaquil, pero que originalmente perteneció a la colección de Emilio Estrada. El hallazgo de los dos soles de oro proviene de las actividades de los huaqueros, aunque el sol de Konanz tiene una historia mejor conocida que el otro. Debido a su origen en excavaciones clandestinas es posible sostener, como hizo la doctora Costanza di Capua (1997), que los huaqueros mienten sobre la procedencia en razón de la ilegalidad de su negocio. Los huaqueros mienten, primeramente, porque sus colegas o el propietario del lugar reclamarán cualquier área rica en artículos comerciables. Por lo mismo, muchas veces darán una procedencia totalmente falsa de los objetos que venden al intermediario del pueblo. El intermediario puede aceptar tal procedencia o inventar por su cuenta una nueva, y así, cuando un objeto llega a un museo puede haber cambiado varias veces la atribución de su origen cultural. En este proceso de la falsificación de la prehistoria americana participó el sol de Konanz. Se puede demostrar, tanto por su iconografía como por su historia, que es muy probable que lugar de origen del sol, si no era Chunucari mismo, era muy cercano a esa localidad.
Bibliografía:
DI CAPUA, C., 2002, "Una Atribución Cultural Controvertida". De la Imagen al Icono. Estudios de arqueología e historia del Ecuador. Abya-Yala. Quito. pp. 275-296.
SEGARRA, G. 2002 b, "Comentarios y acotaciones al Tesoro de Sigsig, Ecuador". En M. Saville, The gold treasure of Sigsig, Ecuador, Leaftets of the Museum of the American Indian #3, Heye Foundation. New York. Traducción de G. Segarra. Quito.
VALDEZ, Francisco. 2007 “Identificación mineralógica de las fuentes del Oro precolombino”. En línea. http://www.revistaarqueologicaecuatoriana.com/
Boletin Alcacay. Nº 12
Revista Fasayñan Nº 15 y 20.
DI CAPUA, C., 2002, "Una Atribución Cultural Controvertida". De la Imagen al Icono. Estudios de arqueología e historia del Ecuador. Abya-Yala. Quito. pp. 275-296.
SEGARRA, G. 2002 b, "Comentarios y acotaciones al Tesoro de Sigsig, Ecuador". En M. Saville, The gold treasure of Sigsig, Ecuador, Leaftets of the Museum of the American Indian #3, Heye Foundation. New York. Traducción de G. Segarra. Quito.
VALDEZ, Francisco. 2007 “Identificación mineralógica de las fuentes del Oro precolombino”. En línea. http://www.revistaarqueologicaecuatoriana.com/
Boletin Alcacay. Nº 12
Revista Fasayñan Nº 15 y 20.
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